20 de enero de 2010

Réquiem por un alma atormentada, una conciencia perdida y una moral hecha añicos

Señores Chihuahuenses y publico en General:

Hay hechos que duelen tanto, que lastiman tanto, tan atroces, tan difíciles de digerir que incluso hablar de ellos cuesta un gran sacrificio. Pero aun con lo duros que resultan para un simple espectador, resulta inimaginable cuán pesados han de ser para los directamente afectados. Y aquí entra el inevitable, doloroso morbo:

Qué sentirán los familiares de ese desdichado ser que todavía el sábado pasado respiraba y sentía y tenía un nombre, y que en cuestión de minutos pasó a perder a pedazos su dignidad de persona humana, al ser masacrado y cercenado por sucias manos dirigidas por una mente enferma. Qué sentirán sus padres, sus hermanos, sus amigos que posiblemente tuvieron que acudir... a reconocer sus restos (literalmente dicho, con todo lo que implica el término RESTOS) acomodados grotescamente para dar la sensación de que murió en una pieza.

Qué sentirá la madre del victimario (porque algún día habrá de saber, si es que no lo sabe ya, el acto atroz cometido por su hijo, carne de su carne). Qué sentirá al recordar cuando tuvo en su vientre y luego dio a luz a una adorable criatura con mirada angelical, convertida hoy en un carnicero que se complace en destazar a su enemigo para luego irlo diseminando por toda la ciudad.

Hay dos posibilidades, las dos igual de dolorosas para esta madre: o incubó en su ser a una criatura que ya traía en sí la semilla del mal, o bien adquirió este sadismo en el seno del hogar o de las amistades mientras iba creciendo.

Quien no esté en su lugar, o en el lugar de la familia de la víctima, no podrá jamás aproximarse siquiera a sentir algo parecido. No obstante ésta pretende ser una oración por todo aquello que ya no es y que todos añoramos, así como por todo lo malo que es y que no acabamos de acostumbrarnos a ello.

Por la resignación para la madre, el padre, hermanos, primos, tíos, amigos, conocidos de quienes han muerto de manera tan irracional en esta guerra sin sentido.

Por la pena de quienes trataron a esta persona fallecida de manera tan brutal, ideada por mentes obnubiladas por la droga y por la carencia total de sentimientos.

Por que vuelva la conciencia perdida de quienes cometen actos para los que no hay adjetivo capaz de calificarlos.

Por que retorne la buena moral de antaño en la sociedad, que en otro tiempo hubiera muerto de dolor por un hecho similar, pero que hoy sólo merece unas cuantas líneas en los periódicos.

Por el dolor ajeno provocado por asesinatos con violencia tan absurda, tomando como blancos a quienes, hayan hecho lo que hayan hecho, no merecen tal destino.

Por un alma atormentada que vaga en pena tras ser arrancada sin piedad de su envoltura carnal, convertida en un verdadero rompecabezas humano.

Por el triste y patético papel de nuestras autoridades, relegadas a la simple labor de empleados de un Servicio de Limpia muy, muy especial.

Por las familias de la víctima y el victimario, a cual más lastimada de las dos.

Por los chihuahuenses, por los mexicanos, por el ser humano en general.

Por ti, por mí.

Por todos.

ANONIMO.



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